Pot TRANSIDO

El sonido, su articulación- ocasionalmente en torno a un texto-, su interpretación, en compañía.
Registrarlo, editarlo, mezclarlo... hacia un único fin: música.
Y luego, compartirlo.


ANOTACIONES SOBRE LAS PROPIAS VIVENCIAS CON EL SONIDO Y LA MÚSICA

martes, 21 de enero de 2014

IDEAS los 90´ 2

La "crisis" originada al parecer por un "calentón económico" al principio de los 90´ coincidió con un cambio en el panorama de la música. Casi todas las varietés de los 80´, los espantajos del pop, pasaron a buen recaudo en el baúl de los recuerdos. Nuevos aires limpiaron la atmósfera y otros olores inundaron las plazas a través de la recuperación de la música popular, la presencia de sonidos y texturas étnicas por la incipiente globalización en todos los órdenes o la confluencia y encuentro a través de la fusión, no siempre afortunada, de estilos de distintas culturas. Ciertamente la escena fue cambiando de protagonistas y desde mi punto de vista mejorándose con el nivel de los músicos la calidad de las propuestas y también la diversidad, dejando de ser Madrid el centro de referencia casi exclusivo para la producción y creación musical.

No obstante, en mi caso, se reprodujeron pautas similares a las que ya acontecieron en los 80´, y en ese ínterin entre "La Banda de Mortimer" y "Transidos" me mantuve abducido, experimentando, en una especie de disciplina diaria con sonidos, técnicas, etc... lo que me procuró en gran medida mejorar pero no corregir los vicios implícitos a todo autodidacta, que son a fin de cuentas los que en parte van a darte un "sello personal", aún de sustraerte, a su vez, de una evolución cabal.


Suzuky 1952 W-150
Con Javier Guillén
Porque compaginar este delirio con ese punto cabal es una de las escaramuzas con las que se ha de lidiar para encontrar cierto equilibrio. Y en ello ayuda mucho compartir el tiempo y el sonido con alguien con el que puedas empastar. Así fue como de nuevo, en aquél momento, con Javier Guillén encontré la complicidad necesaria para compartir y coincidir, esta vez con una guitarra acústica Suzuky, con la que a partir de entónces empezé a utilizar con más frecuencia para componer, como en esta composición suya que he llamado  "Reencuentro".



Pero en la música en solitario en muy pocas ocasiones he compuesto algo concebido previamente desde un concepto, ese proceso casi siempre ha partido de un encuentro con algo sugestivo durante las largas tardes de monótonos ejercicios e improvisaciones, ya fuera por la textura imprevista de un sonido o en imverosímiles sucesiones de acordes que te dan pie a esbozar alguna melodía sobre la marcha, o un arpegio inesperado sobre unos acordes inusuales, etc. En ese sentido la actitud se llega a modular por los gestos de la propia ejecución hasta que se establece una especie de "fluido" en el que uno puede diluirse y que facilita que puedan empastar motivos rítmicos que en otro contexto serían anacrónicos o inconexos. Esto podía dar pie a desbarrar en bocetos con texturas muy volátiles como en este “Sin tiempos” en el que utilicé un efecto doopler para el mostrenco de voz.



En otras ocasiones me acercaba a puntos más sencillos, desenfadados y bacilones, como en este “Mal fario” al que no terminé de darle forma y en el que predomina un aire latino adornado con fraseos bluseros para la guitarra.



Durante esta época no contaba con herramientas de edición, de ahí que los bocetos se nutrieran en muchos de los casos de tomas únicas y, ocasionalmente, con algún “pinchazo” para algún pasaje de guitarra. En estos “Cirros” volvía a deambular con Javier Guillén por lejanas atmósferas, lo que me recuerda que a veces en los  ambientes que se crean se armonizan los sonidos en texturas que hacen indistinguible el “continente” del “contenido”, el fondo de la forma.



Por último, con este "Trasnochando" podría ilustrarse lo que llamo "unidad de ciclo", un especie de "recurso mántrico" óptimo para disolver obsesiones en el marco  terapéutico que también ofrece el sonido y la música, aspecto éste en nada desdeñable a pesar de no ser conscientes de toda su propensión durante nuestra interpretación o en el abandono en su escucha.

 

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