Pot TRANSIDO

El sonido, su articulación- ocasionalmente en torno a un texto-, su interpretación, en compañía.
Registrarlo, editarlo, mezclarlo... hacia un único fin: música.
Y luego, compartirlo.


ANOTACIONES SOBRE LAS PROPIAS VIVENCIAS CON EL SONIDO Y LA MÚSICA

domingo, 8 de diciembre de 2013

IDEAS. Los 80´ 1

Mientras el pop había sustituido al rock y desde el foro se exportaba un sonido muy comercial, la pose estética había comenzado a suplantar aquella actitud ética que primara en gran parte en el rock de los 70´. A la “movida real”, desde el 72´ hasta al 78´, se impuso esta especie de impostura sumisa que eclosionó en los 80´, en gran medida porque la música pop se convirtió en un yacimiento para la inversión empresarial en virtud de florecientes, cuantiosos y pingues beneficios. Las multinacionales aterrizaron dispuestas a rediseñar el negocio y la competencia posibilitó tanto crear formaciones de pop de diseño como el que casi todas ofrecieran productos similares, incluso se llegó a contratar a grupos que luego no se promocionarían para que no cayeran en manos de la competencia. Lo comercial y el kitsch volvieron a imponerse, algunos aprendieron deprisa y otros, desde la periferia, hacían lo que se podía.

Peavey Bandit 65
Tras una travesía deambulando por el sur, ya en Sevilla desde el 84´, pude centrarme e ir montando de nuevo algunas ideas con un cinta abierta de 2 pistas, una caja de ritmos de un viejo teclado y algunos pedales para la guitarra que dieran algo de color (delay, overdrive) junto a un Peavy Bandit 65.

Este "Me dan igual" es una idea que retomé de la época de “Parches Simplex”. En esta versión lo acerqué al punto latino. Tuvo su letra, pero se perdió en el tiempo. 



En este otro boceto de "Olga rock" circulaba más cercano al rithm & blues.


La soledad musical en esa época me permitió ir grabando algunos bocetos que aún están esperando que les saque a bailar, como esta especie de balada lacrimosa, “Mary Lou”, sobre la que entonces tarareaba un mostrenco en un lastimoso spanglish.

 

Como autodidacta poco se podía avanzar sin estudiar o relacionarse con otros músicos. Pero hubo un golpe de suerte, de los que uno no llega nunca a poder explicarse, por el que vuelves a coincidir con alguien que conociste en otro contexto diferente y nunca situarías en el que te hallas.
Javier Guillén
  Javier Guillén fue vecino del barrio en Reina Victoria, en Madrid, incluso compartimos colegio durante los primeros años de bachiller. Tocaba la guitarra acústica y al coincidir en gustos sobre el sonido fue fácil acoplarse y con asiduidad hacer una música un tanto etérea, dispersa y para mí sugestiva, con mucho acorde flotante, en tempo lento y bastante improvisación... Hasta que decidimos ir fijando ideas. De aquellas primeras sesiones hay una muestra en este “Viento limón”.




Sin duda aquel golpe de azar tuvo sus consecuencias, motivándonos a buscar a otros músicos para intentar montar una banda. Así fue, y Javier aportaría en ella, además de la guitarra, la composición y su estupenda voz, que no tuvo más presencia por la llegada de otros cantantes a "La Banda de Mortimer”.

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